"They have not the self-restraint of civilized men": Martí y los negros. Una entrevista
desconocida con el New York Daily Tribune
Francisco Morán©
Southern Methodist University
Presentación
Con esta entrega, que reproduce
íntegramente, y por primera vez, la entrevista que le hizo a Martí un reportero
del New York Daily Tribune el lunes,
12 de abril de 1880 — es decir, a menos de tres meses de la llegada del cubano
a Nueva York — preparo la discusión de la cuestión racial en Martí, que es de
lo que me ocuparé más adelante. Me referí a esta entrevista, y la cité, en mi
estudio Martí, la justicia infinita.
En esta entrevista -- cuya traducción al español incluimos -- hay tres
aspectos a los que quiero referirme brevemente. El primero de ellos es que,
mientras por un lado Martí insiste en conjurar cualquier idea de que la guerra
perseguía la anexión a los Estados Unidos, por el otro expresa que una de las
razones de la guerra era la de establecer relaciones de libre comercio con la
nación estadounidense. Posiblemente esta declaración buscaba atraerse las
simpatías para la causa de los cubanos; no solo las de los lectores del New York Daily Tribune, sino también, y
sobre todo, las del gobierno de Estados Unidos. Como demostré en el estudio
citado, Martí, en efecto, cortejó las bolsas de los capitalistas
norteamericanos y de los cubanos — como fue el caso de Eduardo Gato — al mismo
tiempo que rechazaba las ideas anexionistas. En este sentido la refutación de Martí a las declaraciones del corresponsal del Diario de la Marina, responde, en efecto, a las declaraciones de Arturo Cuyás que unos días antes, el 5 de abril, había publicado el mismo New York Daily Tribune. El 4 de abril este periódico había dado mencionado una expedición de cubanos que saldría de los Estados Unidos. Miguel Aldama le expresó al reportero del Tribune que no tenía noticias de esa expedición; y lo mismo declaró Cuyás, el corresponsal del Diario de la Marina. Entonces, a la pregunta del Tribune de si los cubanos "estaban organizados" para la guerra, Cuyás respondió que no:
They are not organized, and have no means of communicating with each other. They hide in the woods, and now and then sneak out and fire a village, or do some damage of that sort. And the chiefs are always quarreling among themselves. Every sixth men, I should explain, is a chief, so the bands are by no means formidable. The Cuban movement in New York is like the Fenian. The foolish people subscribe their money to support these rebels, scarcely one of whom has any other means of getting a livelihood. Their efforts tend to further no good cause, and simply unsettle the country and retard its development."
[No están organizados, y no tienen medios para comunicarse unos con otros. Se esconden en el monte, y alguna que otra vez salen a hurtadillas y abren fuego en un pueblo, o causan algún daño de ese tipo. Y los jefes están siempre peleando entre ellos. Uno de cada seis hombres, debo explicar, es un jefe, de modo que las bandas no son en modo alguno gran cosa. El movimiento cubano en Nueva York es como una sombrilla. Los tontos contribuyen con su dinero a apoyar a estos rebeldes, de los cuales apenas uno tiene medios de subsistencia. Sus esfuerzos no adelantan una buena causa, y simplemente perturban el país y retardan su desarrollo]
De la lectura de la entrevista a Martí resulta obvio que, en efecto, sus declaraciones estaban encaminadas a refutar las de Cuyás. Pero también las de José Joaquín Polo, con quien conversó el reportero del Tribune. Este le preguntó si era cierto "the statement of General Roloff, that he had heard that Mr. Polo had made an affidavit that General García had enticed away his son, who was under age," a lo cual Polo replicó que eso era una mentira. Pero Polo expresó que "the time is rapidly approaching [...] when Cuba must be annexed to the United States, and every thoughtful Cuban is of this opinion. There are those, of course, who are seeking to bring themselves to prominence, and to get official positions by means of a revolution, and what is the result? When the Cubans become weak, an expedition is started from this country. They are encouraged, and become strong again, and then Spain sends a few men-of-war and puts them down; and all these lives and this money have been spent for nothing."
[se acerca rápidamente el momento (...) cuando Cuba tenga que anexarse a los Estados Unidos], y cada cubano atento opina de esta manera. Están los que, por supuesto, buscan prominencia para sí mismos, y para obtener posiciones oficiales por medio de la revolución. ¿Y cuál es el resultado? Cuando los cubanos pierden fuerzas, se empieza una expedición en este país. Son alentados, se fortalecen otra vez, y entonces España envía unos pocos buques de guerra y los derrota. Y todas estas vidas y este dinero se gastaron en nada].
Martí, como se verá, no menciona a Polo sino a "ciertos cubanos" que habían sido entrevistados por el reportero del Tribune, y afirma que "no fueron capaces de dar la verdad de los hechos, porque vienen del lado occidental de la isla." El problema con esto, desde luego, es que si se trataba de un conocimiento efectivo de los hechos sobre el terreno, Martí mismo no podía reclamar ningún conocimiento autorizado sobre lo que estaba ocurriendo en la isla. El problema de Martí y el anexionismo es más complejo y tiene más pliegues - como ya he demostrado y me propongo seguir indagando en esto - de lo que la mayoría de los estudiosos estaría dispuesto a reconocer, sobre todo en los casos de quien profesan el culto.
They are not organized, and have no means of communicating with each other. They hide in the woods, and now and then sneak out and fire a village, or do some damage of that sort. And the chiefs are always quarreling among themselves. Every sixth men, I should explain, is a chief, so the bands are by no means formidable. The Cuban movement in New York is like the Fenian. The foolish people subscribe their money to support these rebels, scarcely one of whom has any other means of getting a livelihood. Their efforts tend to further no good cause, and simply unsettle the country and retard its development."
[No están organizados, y no tienen medios para comunicarse unos con otros. Se esconden en el monte, y alguna que otra vez salen a hurtadillas y abren fuego en un pueblo, o causan algún daño de ese tipo. Y los jefes están siempre peleando entre ellos. Uno de cada seis hombres, debo explicar, es un jefe, de modo que las bandas no son en modo alguno gran cosa. El movimiento cubano en Nueva York es como una sombrilla. Los tontos contribuyen con su dinero a apoyar a estos rebeldes, de los cuales apenas uno tiene medios de subsistencia. Sus esfuerzos no adelantan una buena causa, y simplemente perturban el país y retardan su desarrollo]
De la lectura de la entrevista a Martí resulta obvio que, en efecto, sus declaraciones estaban encaminadas a refutar las de Cuyás. Pero también las de José Joaquín Polo, con quien conversó el reportero del Tribune. Este le preguntó si era cierto "the statement of General Roloff, that he had heard that Mr. Polo had made an affidavit that General García had enticed away his son, who was under age," a lo cual Polo replicó que eso era una mentira. Pero Polo expresó que "the time is rapidly approaching [...] when Cuba must be annexed to the United States, and every thoughtful Cuban is of this opinion. There are those, of course, who are seeking to bring themselves to prominence, and to get official positions by means of a revolution, and what is the result? When the Cubans become weak, an expedition is started from this country. They are encouraged, and become strong again, and then Spain sends a few men-of-war and puts them down; and all these lives and this money have been spent for nothing."
[se acerca rápidamente el momento (...) cuando Cuba tenga que anexarse a los Estados Unidos], y cada cubano atento opina de esta manera. Están los que, por supuesto, buscan prominencia para sí mismos, y para obtener posiciones oficiales por medio de la revolución. ¿Y cuál es el resultado? Cuando los cubanos pierden fuerzas, se empieza una expedición en este país. Son alentados, se fortalecen otra vez, y entonces España envía unos pocos buques de guerra y los derrota. Y todas estas vidas y este dinero se gastaron en nada].
Martí, como se verá, no menciona a Polo sino a "ciertos cubanos" que habían sido entrevistados por el reportero del Tribune, y afirma que "no fueron capaces de dar la verdad de los hechos, porque vienen del lado occidental de la isla." El problema con esto, desde luego, es que si se trataba de un conocimiento efectivo de los hechos sobre el terreno, Martí mismo no podía reclamar ningún conocimiento autorizado sobre lo que estaba ocurriendo en la isla. El problema de Martí y el anexionismo es más complejo y tiene más pliegues - como ya he demostrado y me propongo seguir indagando en esto - de lo que la mayoría de los estudiosos estaría dispuesto a reconocer, sobre todo en los casos de quien profesan el culto.
En segundo lugar, está el resumen
biográfico de Martí que el reportero les ofrece a los lectores, y cuya fuente
no es aventurado suponer que fuera el propio cubano. Se nos dice que Martí fue
a prisión a los 14 años por escribir y expresarse contra el gobierno colonial.
Y aunque el tribunal militar que lo juzgó lo condenó a 6 años de cárcel, Martí
solo cumplió uno habiendo sido desterrado a España. En primer lugar, como ya se
sabe, Martí entró a presidio cuando ya había cumplido 17 años, y no estuvo allí sino
unos meses gracias a las gestiones que hizo su padre valiéndose de sus relaciones con figuras vinculadas al gobierno colonial, como fue el caso de Sardá - contratista de las canteras a donde había sido enviado Martí. Por otra parte, esa biografía se salta los dos años en México, pero no que Martí “visitó” Estados Unidos y América Central. A todo lo anterior cabe agregar que el resumen biográfico deja la impresión de que Martí estuvo en prisión en España. Y estrictamente hablando, esto no es cierto. Procedente de La Habana, el 11 de octubre Martí llegó a Santander desde donde debía ser enviado a presidio en Ceuta. Pero al día siguiente Ladislao Satién, quien había viajado a Santander en el mismo vapor que Martí - y que era diputado por Laredo, partido judicial de Santander - visita a Martí en la cárcel, y este queda en libertad bajo fianza. De modo que Martí pasó... un día en la cárcel. Para más detalle véase mi estudio Martí, la justicia infinita, nota 16, páginas 68-71.
No quiero concluir sin dejar constancia de una extrañeza. Lisandro Pérez publicó en el Anuario Martiano 31 (2009), una entrevista a Martí, que también le hizo el New York Daily Tribune al día siguiente de su llegada a Martí, Pérez agradece a Enrique López Mesa, investigador del Centro de Estudios Martianos, quien fue quien lo alertó de que dicha entrevista era "desconocida entre los estudiosos de Martí." En su presentación de la entrevista en cuestión, Pérez expresa que "una búsqueda digital por el nombre y el apellido (con o sin acentos) en el Times resulta solamente en veintitrés artículos y dieciséis de ellos son posteriores al 24 de febrero de 1895, o sea, textos de cuando ya Martí no vivía en la urbe norteña y tratan sobre el comienzo de la guerra o su muerte. Además, ninguno de ellos es una entrevista, sino reportajes sobre algún evento o actividad en los cuales él figuraba" (énfasis mío). Pérez concluye que "[e]sta cuantificación comparativa que se hace posible con la digitalización nos lleva a una hipótesis ineludible que se podría investigar más a fondo una vez que se puedan consultar digitalmente los otros diarios: Martí no buscaba la atención y el respaldo de la prensa norteamericana. Si es así, su estrategia rompía radicalmente con los patrones tradicionales de la emigración (79-80).
Ahora bien, Si en el CEM se conocía la entrevista del 5 de enero de 1880, ¿no es lógico suponer que este hallazgo llevara a otras búsquedas, las cuales habrían resultado en el descubrimiento de por lo menos dos
entrevistas más? Porque además de esta que presentamos ahora, hay otra del 22 de mayo, también de 1880? La pregunta es de la mayor importancia porque esas dos crónicas permiten cuando menos aventurar la hipótesis contraria; es decir, que Martí sí cortejó el respaldo de la prensa estadounidense. Sospecho que estas entrevistas sí se conocían, y que si no habían salido a la luz fue precisamente por lo que dejaban al descubierto.
De aquí que lo que dejará perplejos a muchos lectores es la opinión que le merecen a Martí los negros cubanos que estaban peleando en lo que después se conoció como la Guerra Chiquita. Aquí no encontramos los usuales entrecijos del estilo, ni las frecuentes ambigüedades a que nos ha acostumbrado la escritura de Martí. Por eso mismo estas afirmaciones son de la mayor importancia. Ellas arrojan luz, contribuyen a destacar lo que se esconde detrás de ciertos silencios, simulaciones, extrañas oposiciones - extrañas solo en apariencias - como la que pone vis-a-vis el racismo bueno y el racismo malo en un texto que ha sido encomiado como una tácita oposición al racismo: "Mi raza." En la entrevista que le hace el corresponsal del Tribune Martí dice de los negros cubanos que carecían del auto-control de los hombres civilizados, de modo que al pelear “cometen toda clase de atrocidades.” Incluso, es exclusivamente a ellos a quienes les atribuye la quema de los campos de caña. Sería imposible sobrestimar la relación barbarie-violencia. En este sentido, la cita de la lengua negra — y la traducción que hace de la misma — traiciona la distancia del sujeto etnocéntrico que marca la distancia entre su saber letrado y el del salvaje. El comentario de Martí estaba en línea con las caricaturas racistas de los mambises de esa época, y se anticipa a las que aparecerán en la prensa norteamericana durante la llamada Spanish-American War. Todo esto, como lo demostraré en el momento oportuno, resulta harto relevante, puesto que en la prensa norteamericana de la época el constante debate sobre la compra-venta y la anexión de Cuba era inseparable de la cuestión del negro.
Ahora bien, Si en el CEM se conocía la entrevista del 5 de enero de 1880, ¿no es lógico suponer que este hallazgo llevara a otras búsquedas, las cuales habrían resultado en el descubrimiento de por lo menos dos
entrevistas más? Porque además de esta que presentamos ahora, hay otra del 22 de mayo, también de 1880? La pregunta es de la mayor importancia porque esas dos crónicas permiten cuando menos aventurar la hipótesis contraria; es decir, que Martí sí cortejó el respaldo de la prensa estadounidense. Sospecho que estas entrevistas sí se conocían, y que si no habían salido a la luz fue precisamente por lo que dejaban al descubierto.
De aquí que lo que dejará perplejos a muchos lectores es la opinión que le merecen a Martí los negros cubanos que estaban peleando en lo que después se conoció como la Guerra Chiquita. Aquí no encontramos los usuales entrecijos del estilo, ni las frecuentes ambigüedades a que nos ha acostumbrado la escritura de Martí. Por eso mismo estas afirmaciones son de la mayor importancia. Ellas arrojan luz, contribuyen a destacar lo que se esconde detrás de ciertos silencios, simulaciones, extrañas oposiciones - extrañas solo en apariencias - como la que pone vis-a-vis el racismo bueno y el racismo malo en un texto que ha sido encomiado como una tácita oposición al racismo: "Mi raza." En la entrevista que le hace el corresponsal del Tribune Martí dice de los negros cubanos que carecían del auto-control de los hombres civilizados, de modo que al pelear “cometen toda clase de atrocidades.” Incluso, es exclusivamente a ellos a quienes les atribuye la quema de los campos de caña. Sería imposible sobrestimar la relación barbarie-violencia. En este sentido, la cita de la lengua negra — y la traducción que hace de la misma — traiciona la distancia del sujeto etnocéntrico que marca la distancia entre su saber letrado y el del salvaje. El comentario de Martí estaba en línea con las caricaturas racistas de los mambises de esa época, y se anticipa a las que aparecerán en la prensa norteamericana durante la llamada Spanish-American War. Todo esto, como lo demostraré en el momento oportuno, resulta harto relevante, puesto que en la prensa norteamericana de la época el constante debate sobre la compra-venta y la anexión de Cuba era inseparable de la cuestión del negro.
New York
Daily Tribune, Monday, April 12, 1880, p. 2
THE CUBAN
INSURRECTION
What the
insurgents are doing.
A
conversation with the acting president of the Cuban Committee in this city.
Señor José Marti, who acts as
president of the Cuban Committee of this city during the absence of General
Garcia, was called upon by a TRIBUNE reporter at his office, No. 48 Broad-st.,
recently, and spoke as follows considering Cuban affairs:
“Certain Cubans have been
interviewed by THE TRIBUNE reporters, but they were not able to give the true
facts, because they come from the Western side of the island, where, by the
care of the Government, reports of the progress of the war are not allowed to
be made public; and even when the people do learn the facts, they refrain from
talking about them through fear. Señor Valentino Bonito is reported to have
said: ‘All those who took any part in the demonstrations in former years
against the Spanish Government are against renewing the attempts. They lost too
much money, and see the impracticability of the plan.’ That is a mistake; all
are not tired of it. Some profess to be tired of it because they have lost
their fortunes by it; others because they not courage to take up arms, and
there some who do not want to see others succeed where they have failed. The
poverty, too, that many of the revolutionists have suffered makes it necessary
for them not to devote all their energies toward obtaining a subsistence. There
are many, however, who are enthusiastically in favor of the war, and neither
men nor money will be lacking for its prosecution.
“The Spanish Government has two
political policies, one for the East and the other for the West side of the
island. On the West side, the Cubans, who are tired of the war, are apparently
protected by the Government in Havana, because it fears that the progress of
the revolution, with a new emigration from Cuba, would be very dangerous to its
interests, and because executions and severe punishments would alarm the people
and hasten the emigration feared. On the East side, where the revolution is
advancing powerfully the Government pursues, persecutes, imprisons, exiles or
kills all of the prominent men who took part in the first movement. The
Governments steamers from Cuba are filled with exiles, wealthy men or military
men who were active in the 1rst revolution, and young men who have lately
entered into the movement. But the Government keeps the people of the West side
of the island in ignorance of all that happens on the East side, as a means of
discrediting the revolution by treating it as a matter of insignificance,
unworthy of notice, thinking thereby to prevent the movement from arousing any
enthusiasm in the minds of the people. The fear of the Government is so great,
however, that it employs numbers of spies, some of whom it maintains even in
this city. We have not publicly spoken of our work since the first movement,
because the former revolution, ending unsuccessfully for us, was made light of
and treated as a trivial thing. We wished to present this movement as a
vigorous movement, worthy of sympathy.
“It is not true, as has been stated,
that the common feeling in Cuba is favorable to its annexation to the United
States. One of the reasons for the actual war has been the necessity of
establishing free commercial relations with the United States; but the
mercantile and fraternal relations of the countries can be reached without a
political union. Those Cubans who favor annexation do so because they want
liberty and comfort without the preliminary trials of war. They want to secure
freedom in the cheapest possible manner, without the expenditure of blood or
money. Some of them are too cowardly to fight, and others, whose wealth is
protected by the Spanish Government, speak against the revolution and discredit
it through fear of losing this wealth should it succeed.
“That which was reported by the
correspondent of the Diario de la Marina
is absolutely incorrect. The Cubans who are weak in the Western country where
the Government resides with all its power, aided by the railroads, telegraphs
and those Cubans who fear to be against it, are organized and are affiliated
with the revolutionists in the East. In the Camaguey, as all the prominent men
were killed in the first war, and the Government has since been very active,
the revolution exists, though not as powerfully as in the East. In that part of
the island called Cinco Villas [sic] the revolution is powerful, although so
near Havana. The revolutionists have occupied the cities Remedios and Sancti Spiritus
each time they have needed arms and provisions. The Cubans are there commanded
by Francisco Carrillo, who was prominent in the first war. Colon, a department
twenty or thirty leagues from Havana, is now the active theatre of daily fighting.
Cecilio Gonzalez, another chief of the first war, has occupied that district
for three months, though repeated efforts have been made to dislodge him.
“The exact number of our soldiers
cannot easily be determined, though under Guillermo Moncada, Limbano Sanchez
and José Maceo [sic] — all old chiefs — there are between three and four
thousand men. General Blanco boasted that he intended to finish the revolution
in the East five months ago. He accumulated all his soldiers, and divided them into
detachments, to follow and fight the revolutionists everywhere. The Spanish
soldiers did not sleep. They did everything they could do, and, in the end,
General Blanco has left the country, admitting that he cannot succeed in that
manner of war. The revolutionists have free communication between all points,
and were working together in perfect harmony. It is untrue that the chiefs have
been quarreling among themselves, as has been stated. This revolution is a
product of thought and necessity, and, as a consequence of the War of ten
years, many fervent elements remain in Cuba. Those Cubans who lost their
kinsmen in the first war cannot be reconciled to living in friendship with
their oppressors. Others, who had fled to foreign countries, become settled
there, and these were induced by [illegible]
promises by the Spanish Government
which have never been fulfilled, to leave their situations and return to Cuba,
are now back again with no prospects, and naturally enraged at their deceivers.
“But the great danger to the island
and principal cause of the revolution is that the negro slaves, who have been
promised emancipation which does not come, and who remember the slaves who
achieved their freedom during the late war, are now determined to be free at
any price. They have nothing to lose except their lives, which in a state of
slavery, are most wretched. They have not the self-restraint of civilized men,
and in their fighting commit all manners of atrocities. They are now fighting
in the eastern part of the island: and to the western part, where they cannot
fight, are systematically burning the sugar cane fields where they work. They
have a song which they sing:
Libertad no ven; cana no hay.
Freedom does not, there will not be
sugar-cane.
“War being inevitable, the far-sighted
men gathered together the elements of opposition to Spanish rule, secured the
warm adherence of the most important chiefs to direct and control the [n.?],
and thus set on foot the revolution. The obstacles in our way are becoming
fewer daily. All the chiefs now recognize at their President Calixto Garcia,
and send messages constantly to accelerate his departure.”
As to anything beyond this, or
particulars of what is not doing, Señor Marti refused to
give the reporter any
definite information. Said he: “It is not the intention of the committee to
give any information to the public regarding its interior workings at any
time.”
Señor José Marti, although a young
man, has had an eventful career. Taken from college at Havana when only
fourteen years old for having spoken and written against the Spanish
Government, he was sentenced by a Military Tribunal to the chain-gang for a
period of six years. After one year, however, he was exiled to Spain for life.
After remaining in Spain for five years he escaped and visited the United
States and Central America, and a year after the signing of the Cuban peace of
Tanjan[sic] returned to the island. Once more becoming revolutionary, he was
again banished to Spain, where he was for a time imprisoned. After his release from
prison he studied law in Madrid, where he remained until about three months
ago, when he came again to the United States. He was enthusiastically received
by the Cuban revolutionists in this city and selected for president of the
committee during General Garcia’s absence.
TRADUCCIÓN
"Ciertos cubanos han sido entrevistados por los reporteros del TRIBUNE, pero no fueron capaces de dar la verdad de los hechos, porque vienen del lado occidental de la isla, donde las precauciones tomadas por el Gobierno no han permitido que se hagan públicos los reportes sobre el progreso de la guerra no se han hecho públicos; e incluso cuando el público se entera de los hechos se abstiene de hablar de ellos por miedo. han podido informes del progreso de la guerra no se permiten que se hagan públicos; y aun cuando la gente aprende los hechos, dejen de hablar de ellos a través del miedo. Se ha reportado que [el] Señor Valentino Bonito ha dicho: “Todos los que tomaron parte en años anteriores en las manifestaciones contra el gobierno español están en contra de renovar esos intentos de renovación. Perdieron mucho dinero y ven la imposibilidad del plan." Eso es un error; no todos están cansados de continuar la lucha. Algunos confiesan que están hartos porque han perdido sus fortunas por la guerra; otros, porque no tienen el coraje de tomar las armas; y están los que no quieren ver que otros tengan éxito donde ellos han fracasado. La pobreza, también, que muchos de los revolucionarios han sufrido hace que sea necesario que no puedan dedicar todas sus energías [a asegurar] la subsistencia. Hay muchos, sin embargo, que entusiásticamente están a favor de la guerra, y no faltarán hombres ni dinero para su prosecución.
TRADUCCIÓN
LA INSURRECCIÓN CUBANA*
¿Qué están haciendo
los insurgentes?
Una conversación con el Presidente interino del
Comité cubano en esta ciudad.
El Señor José Martí, quien actúa como Presidente del
Comité Cubano de esta ciudad durante la ausencia del General García, fue
convocado recientemente por un reportero del TRIBUNE en su oficina, núm. 48
Broad-St, y habló de la siguiente manera, teniendo en cuenta los asuntos
cubanos:
"Ciertos cubanos han sido entrevistados por los reporteros del TRIBUNE, pero no fueron capaces de dar la verdad de los hechos, porque vienen del lado occidental de la isla, donde las precauciones tomadas por el Gobierno no han permitido que se hagan públicos los reportes sobre el progreso de la guerra no se han hecho públicos; e incluso cuando el público se entera de los hechos se abstiene de hablar de ellos por miedo. han podido informes del progreso de la guerra no se permiten que se hagan públicos; y aun cuando la gente aprende los hechos, dejen de hablar de ellos a través del miedo. Se ha reportado que [el] Señor Valentino Bonito ha dicho: “Todos los que tomaron parte en años anteriores en las manifestaciones contra el gobierno español están en contra de renovar esos intentos de renovación. Perdieron mucho dinero y ven la imposibilidad del plan." Eso es un error; no todos están cansados de continuar la lucha. Algunos confiesan que están hartos porque han perdido sus fortunas por la guerra; otros, porque no tienen el coraje de tomar las armas; y están los que no quieren ver que otros tengan éxito donde ellos han fracasado. La pobreza, también, que muchos de los revolucionarios han sufrido hace que sea necesario que no puedan dedicar todas sus energías [a asegurar] la subsistencia. Hay muchos, sin embargo, que entusiásticamente están a favor de la guerra, y no faltarán hombres ni dinero para su prosecución.
“El gobierno español tiene dos políticas, una para
el oriente y otra para el occidente de la isla. En el occidente, los cubanos
que están cansados de la guerra, al parecer están protegidos por el gobierno en
la Habana, porque este teme que los progresos de la revolución, con una nueva
emigración desde Cuba, serían muy peligrosos para sus intereses, y porque las
ejecuciones y castigos severos podrían alarmar a la gente y acelerar la
emigración temida. En el oriente, donde la revolución está avanzando
poderosamente, el gobierno persigue, encarcela, destierra o mata a todos los
hombres prominentes que participaron en el primer movimiento. Los vapores del Gobierno
que salen de Cuba van llenos de exiliados, de hombres acaudalados o de
militares que estaban activos en la 1ª revolución, y de hombres jóvenes que han
entrado últimamente en el movimiento. Pero el gobierno mantiene a la gente de la
zona occidental de la isla en la ignorancia de todo lo que sucede en la
oriental, como una forma de desacreditar la revolución al tratarla como un
asunto de insignificancia, que no merece atención, pensando que de tal modo puede
evitar que el movimiento despierte entusiasmo en la mente del pueblo. El temor
del gobierno es tan grande, sin embargo, que emplea a números de espías,
algunos de los cuales mantiene incluso en esta ciudad. No hemos hablado de
nuestro trabajo desde el primer movimiento, porque la revolución anterior, no
habiendo concluido exitosamente para nosotros, fue presentada con ligereza y tratada como algo trivial. Queríamos presentar
este movimiento como un movimiento vigoroso, digno de simpatía.
“No es
cierto, como se ha señalado, que el sentimiento común en Cuba sea favorable a
su anexión a los Estados Unidos. Una de las razones de para la guerra actual ha
sido la necesidad de establecer relaciones comerciales libres con Estados
Unidos; pero las relaciones fraternales y mercantiles de los países pueden ser
alcanzadas sin una unión política. Esos cubanos que favorecen la anexión lo
hacen porque quieren libertad y comodidad sin las pruebas preliminares de la
guerra. Quieren garantizar la libertad de la manera más barata posible, sin el
gasto de sangre o dinero. Algunos de ellos son demasiado cobardes para luchar,
y otros, cuya riqueza está protegida por el gobierno español, hablan contra la
revolución y la desacreditan por temor a perder esta riqueza si llegara a tener
éxito.
“Lo que fue reportado por el corresponsal del Diario de la Marina es absolutamente
incorrecto. Los cubanos que son débiles en occidente – donde reside el gobierno
con todo su poder, ayudado por los ferrocarriles, telégrafos –, y aquellos
cubanos que temen oponerse al gobierno, están organizados y afiliados con los
revolucionarios en el Oriente. Como todos los hombres prominentes de Camagüey
fueron asesinados en la primera guerra, y el gobierno ha sido allí muy activo,
la revolución existe, aunque no tan poderosamente como en el oriente. En esa
parte de la isla llamada Cinco Villas [sic] la revolución es poderosa, a pesar
de su cercanía a la Habana. Los revolucionarios han ocupado las ciudades
Remedios y Sancti Spíritus cada vez que han necesitado armas y provisiones.
Allí, los cubanos están comandados por Francisco Carrillo, quien figuró en la
primera guerra. Colón, un departamento veinte o treinta leguas de la Habana,
ahora es un teatro activo de la lucha diaria. Cecilio González, otro jefe de la
primera guerra, ha ocupado ese distrito durante tres meses, aunque se han hecho
repetidos esfuerzos para desalojarlo.
“El número exacto de nuestros soldados no puede ser
determinado fácilmente, aunque bajo Guillermo Moncada, Limbano Sánchez y José
Maceo — todos antiguos jefes — hay entre tres y cuatro mil hombres. Cinco meses
atrás, el General Blanco se jactó de que tenía la intención de terminar la
revolución en el Oriente. Acumuló a todos sus soldados y los dividió en
destacamentos para perseguir y combatir a los revolucionarios en todas partes.
Los soldados españoles no dormían. Hicieron todo lo que podían hacer y, al
final, el General Blanco ha salido del país, admitiendo que él no puede tener
éxito en esa clase de guerra. Los revolucionarios tienen libre comunicación
entre todos los puntos y estaban trabajando juntos en perfecta armonía. Es
falso que los jefes han estado peleando entre ellos, como se ha señalado. Esta
revolución es un producto del pensamiento y de la necesidad, y, como
consecuencia de la guerra de los diez años, muchos elementos fervientes
permanecen en Cuba. Esos cubanos que perdieron a sus parientes en la primera guerra no pueden ser reconciliarse [con la idea de] vivir en amistad con sus opresores. Otros, que habían huido a los países extranjeros, se asentaron allí, y [luego] fueron inducidos por las promesas [ilegible] del gobierno español — que nunca cumplió — a salir de su situación y regresar a Cuba, ahora están de vuelta otra vez, sin perspectivas, y naturalmente enfurecidos contras los que los engañaron.
permanecen en Cuba. Esos cubanos que perdieron a sus parientes en la primera guerra no pueden ser reconciliarse [con la idea de] vivir en amistad con sus opresores. Otros, que habían huido a los países extranjeros, se asentaron allí, y [luego] fueron inducidos por las promesas [ilegible] del gobierno español — que nunca cumplió — a salir de su situación y regresar a Cuba, ahora están de vuelta otra vez, sin perspectivas, y naturalmente enfurecidos contras los que los engañaron.
“Pero el gran peligro para la isla y la principal
causa de la revolución es que los esclavos negros, a los que se les prometió
una emancipación que no llega, y que recuerdan a los esclavos que alcanzaron su
libertad durante la última guerra, ahora están resueltos a ser libres a
cualquier precio. No tienen nada que perder excepto sus vidas, las cuales en
estado de esclavitud son más desdichadas. Ellos no poseen el auto-dominio de
los hombres civilizados, y en su lucha cometen todo tipo de atrocidades. Ahora
están peleando en la parte oriental de la isla; y en la parte occidental, donde
no pueden pelear, están quemando sistemáticamente los campos de caña de azúcar
donde trabajan. Tienen una canción que cantan:
Libertad no ven; Cana no hay.
No
hay libertad, no habrá caña de azúcar.
“Siendo la guerra inevitable, los hombres con visión
de futuro reunieron a los elementos de oposición a la dominación española,
aseguraron la cálida adhesión de los jefes más importantes para dirigir y
controlar la [n.?], y así pusieron en pie la revolución. Los obstáculos en
nuestro camino están disminuyendo cada día. Todos los jefes reconocen ahora a
su Presidente Calixto García, y envían mensajes constantemente para acelerar su
partida.
En cuanto a algo más allá de esto,
o los detalles de lo que no está haciendo, el Señor Martí se negó a dar al
reportero cualquier información definitiva. Dijo: “No es la intención del Comité
dar alguna información a la opinión pública con respecto a su funcionamiento
interior en algún momento".
El Señor José Martí, aunque es un
hombre joven, ha tenido una carrera llena de incidentes. Sacado de la escuela
en la Habana cuando tenía sólo catorce años por haber hablado y escrito contra
el gobierno español, fue condenado por un Tribunal militar a trabajos forzados por un período de seis años.
Al cabo de un año, sin embargo, fue desterrado a España para toda la vida.
Después de permanecer en España durante cinco años se escapó y visitó los
Estados Unidos y Centroamérica, y un año después de la firma de la paz cubana
del Zanjón regresó a la isla. Habiéndose vuelto revolucionario una vez más, fue
desterrado otra vez a España, donde estuvo encarcelado durante un tiempo.
Después de su excarcelación, estudió derecho en Madrid, donde permaneció hasta
hace unos tres meses cuando volvió a los Estados Unidos. Fue recibido entusiásticamente por los revolucionarios
cubanos en esta ciudad y seleccionado Presidente del Comité durante la ausencia del
General García.
*Traducción de Francisco Morán©
Al traducir la entrevista
solo hice los cambios necesarios y las correcciones requeridas de manera de
preservar el sentido original del texto. Esto es particularmente apreciable –
aunque no solo, claro – en el caso de la puntuación.
Querido Francisco
ReplyDeleteMe parece estupendo este post. Hay un discurso de Martí del 24 de enero 1880, donde menciona la frase o la canción de que habla en esta entrevista, que debe ser “Libertad no viene, caña no hay!” Podríamos cotejar ambos textos, incluso, y ver las semejanzas y las diferencias que hay entre ellos. Muy reveladora de cómo realmente pensaba sobre los negros (OC. IV, 201).
Un abrazo
Jorge Camacho
Gracias, Camachín! Un abrazo. Francisco
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